Tocar cerca del “El Puma”, será como “una fiesta en casa”

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Rodrigo Sosa MXT

Rodrigo Sosa (25) ejecuta la quena y será uno de los artistas que el lunes subirá al escenario de Música x Todos, poco antes que José Luis “El Puma” Rodríguez aparezca en escena ante miles de seguidores. Está ansioso y expectante porque el espectáculo será nada menos que en Aristóbulo del Valle, la ciudad que lo vio nacer, retirarse por un tiempo y volver, y en una fecha tan importante para nuestra Patria. “Es muy especial el contexto porque si bien no hago el género que hace ´El Puma´, interpreto música popular, folclórica. Y la música popular tiene esa fuerza de abrazarse y de posibilitar que este artista reconocido, pueda generar un público que también escuche lo que llevemos nosotros, que es música instrumental hecha con la quena”.

Contó que si bien toca la quena, “antes de un carnavalito, tocaba chamamé, por una cuestión geográfica. Que toque la quena y no el acordeón no me imposibilita que haga toda esa música que me apasiona y que es la que más me gusta”.

Sosa admitió que para su carrera “es una gran oportunidad. Nos encantan los escenarios grandes y si es con más gente, mejor, porque esa es la misión de la música, del arte, de poder expresar a la mayor cantidad de seguidores posible. Ese sería el éxito. Llegar a un nivel bien masivo, que se conozca, sobre todo la quena, un instrumento que muchos desconocen. Tenemos aceptación en varios países, pero siempre es más difícil, más particular, la aceptación en tu pueblo, tu provincia, tu país. No es triste, pero es especial”.

Ahora el evento se realizará “en mi pueblo”, en una fecha patria muy importante. “Estoy muy agradecido al IPLyC SE, a la organización, por haberme invitado y por confiar en mí, porque es un voto de confianza que con la quena haciendo música instrumental vamos a poder estar a la altura de las circunstancias”, dijo el joven, que empezó a estudiar música con apenas doce años, familiarizándose en poco tiempo con festivales, peñas, y tomando contacto con los escenario.

Poco después empezaron los viajes por la Argentina. Pasó por Cosquín y por otros festivales folclóricos de importancia. Y cuando tenía 17, viajó por primera vez a Cuba para actuar en la Feria del Libro. “Me quedé asombrado por el nivel pedagógico que tienen los músicos. No sabía leer partituras ni solfear, y era momento de sentarme a estudiar en serio. Si quería hacerlo allí tenía que adaptarme a un instrumento académico, y el más cercano era la flauta traversa. Estudié, me recibí de profesor y por cinco años me aleje de la quena. Me decía que iba dejarla porque la flauta era más moderna, facilita hacer muchas cosas. Pero por la quena tengo un amor muy grande, entonces guarde la flauta y volví a tomar la quena”, aseguró. Volvió a subir a los escenarios y armó un proyecto que se denomina “La Quenística” que viene de la mano de un disco del mismo nombre que se terminó de grabar en agosto del año pasado en Cuba, con las grandes figuras del jazz y la salsa.

Definió a su incursión en la música como rara, casi por accidente, porque su familia no es precisamente cuna de músicos. “Cuando iba a séptimo grado enseñaban flauta dulce. Fui a la Escuela Municipal de Música y toqué el arroz con leche al maestro Víctor Vallejos que, visionario como es, me dijo: tenés dedos para tocar quena. Como no sabía que era, sugirió que volviera a la tarde, que traería una para que conociera”. Al regresar, convenció al niño para que comprara una y se pusiera a estudiar. “A los dos meses me compré una en Jujuy y comencé a familiarizarme, a enamorarme y a estar todo el día estudiando, conviviendo. A la semana, de corajudo, estaba tocando en las escuelas, en festivales, que me foguearon y me dieron la posibilidad de sacarme el miedo al escenario”, recordó Sosa, todavía con un marcado acento centroamericano.

Refirió que Aristóbulo del Valle “es un pueblo chico, familiero y es, sin lugar a dudas, el lugar donde más placer me produce tocar. Vengo de una familia muy conocida. Mi bisabuelo, Evaristo Rolin, fue uno de los primeros en llegar a la zona y fue el primer Juez de Paz. Uno siempre vuelve a casa, ojalá nunca olvidemos el camino. Que mis padres, mi abuelo, estén ahí, es especial. Además

de ser un trabajo y un compromiso, uno se da esa posibilidad de disfrutarlo. Esperemos que las circunstancias se den. Será como una fiesta en casa”.

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