48 años después, las bolillas siguen girando.

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Este martes (11 de agosto), la Quiniela Misionera celebrará 48 años de existencia, en un año atípico en el que, por primera vez en su historia, y debido a la pandemia, tuvo que suspender los sorteos a lo largo de 43 días. Durante esta jornada, y a modo de festejo, propone un pago de 700 veces a las tres cifras en el sorteo matutino –a las 14 horas- y, cinco mil veces, a las cuatro cifras, en la Nocturna y Nocturna Plus –a las 17.30 horas-.

“Lo que tiene de particular este aniversario es la situación inédita que trajo la pandemia que, de alguna manera, nos puso en cuarentena a todos a partir del 19 de marzo, y suspendió los sorteos de la quiniela en general, algo que nunca antes había pasado”, manifestó el presidente del Directorio del IPLyC SE, Héctor Rojas Decut, al tiempo que auguró “muchos años” para el producto que identifica a la Lotería de Misiones.


Añadió que, si bien el Instituto retomó la actividad a partir del 2 de mayo, fue con una modalidad diferente. Es que en cada provincia la quiniela tiene su particularidad y en “aquí tiene que ver con las niñas cantoras, con los cinco sorteos diarios, con la cantidad de vendedores que las agencias disponen en la vía pública, tiene un cierto contexto que hubo que adecuar a la situación de pandemia general y, por suerte, tuvimos la respuesta, el acompañamiento, la confianza, del público apostador”, añadió.


Recordó que este año “ya pagamos diez saltos de banca, sin hacer uso del reglamento que nos permitiría distribuir a prorrata lo recaudado. En todos estos casos, como en los del año pasado, cumplimos con el 100% de los premios. Eso le otorga confianza a la gente”.


Rojas Decut indicó que para el organismo que preside “es muy importante, no solo por la cuestión comercial de recaudar, sino por el destino que tienen estos fondos, que se derraman en la ayuda social. Creemos que nuestra actividad es movilizadora de la economía. En 2019, se pagaron más de 2.000.000.000 pesos en premios. Eso, sin dudas, hace que gire en la plaza comercial”. Y más aún, en este contexto particular de cierre de frontera, “ese dinero se vuelca en el consumo interno, y nosotros, a su vez, podemos asistir en la ayuda social y a los sectores públicos a los que tenemos comprometidos por ley. Así que, para nosotros, es muy importante el hecho de tener presencia. Dentro de nuestra matriz de recaudación, la quiniela es el componente esencial”.


Sostuvo que el contexto de pandemia pone al IPLyC SE ante el desafío de incorporar nuevas modalidades de consumo para la población. “Tenemos la adaptación tecnológica respecto a los equipos de sorteo, de sistema, procesamiento de datos, que son de última generación. Pero es cierto que los hábitos de las personas están cambiando, y de alguna manera también estamos procurando adaptarnos a eso, y brindar la posibilidad de acceder a la quiniela a través de medios tecnológicos. Estamos analizando esto porque más allá de lo que signifique la plataforma y los programas en sí mismos, hay un contexto que tiene que ver con la seguridad del apostador, adecuación e inclusión de nuestra Red de Ventas. Es un trabajo que veníamos haciendo, pero este contexto agilizó y anticipó esos pasos”, expresó.


Insistió con que “estamos trabajando. El público se renueva y tenemos que estar a la altura de las circunstancias, y las modalidades de usos y costumbres actuales. Bregamos por muchos años más de nuestra quiniela. Si bien es un producto muy tradicional y convencional, para nosotros como institución es muy importante innovar en todas esas cuestiones, tanto en lo tecnológico como también adaptarnos a los usos y costumbres de la gente”, agregó.

Así comenzaba la historia
El IPLyC fue creado por Decreto Nº 376 el 20 de noviembre de 1967, con el objetivo de explotar y administrar los juegos de azar en todo el ámbito provincial. En sus inicios, funcionó como una sala de juegos del casino capitalino, hasta que en febrero de 1972 se reglamentó la explotación de la quiniela a través del Decreto Nº 384/72, firmada por el entonces gobernador Ángel Vicente Rossi, y el ministro de Bienestar Social y Educación, Miguel Soto, e implementada por el gerente general Rodolfo Aguilar, quien se encontraba a cargo del organismo.


El 11 de agosto de 1972, después que la Quiniela Misionera se oficializara mediante la apertura de una decena de agencias adjudicadas en Posadas, se realizó el primer sorteo, utilizándose la extracción de bolillas de la Lotería Nacional.


El 24 de diciembre de 1975 se realizó el primer sorteo de la Tómbola Misionera con bolillero propio, marcando otro de los grandes acontecimientos dentro del historial del Instituto.

El Acta Nº 1

En vísperas de la Navidad de 1975 se hicieron girar por primera vez los bolilleros propios. El primer documento registrado en la sala de sorteos fue firmado por el escribano Miguel Ángel Alvarenga y el funcionario Roberto Picco, entre otros auxiliares. Para este especial acontecimiento apareció a la cabeza el 973 (el hospital), y lo hizo en la segunda extracción del bolillero instalado entonces en La Rioja 151, del Canal 12. Fue así que quedaron en la historia los siguientes números: 2) 117, 3) 113; 4) 340; 5) 702; 6) 272; 7) 433; 8) 610; 9) 306 y 10) 862.


A las 19.35 de ese memorable día comenzaron a girar los bolilleros y doce minutos después se dio por finalizado el acto, con la presencia de niños cantores y auxiliares ayudantes.

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